Hace mucho que no escribía en el Blog; la vida da muchas vueltas, y no es que haya tenido todo el tiempo que quisiera, y si lo tenía, prefería otros quehaceres. Pero hoy, es el día ideal para volver a escribir.
Esta noche me he enterado que ha muerto Bud Spencer. Sí, Bud Spencer. Ese tipo grandullón, con los ojos casi cerrados, fácil de enfadar, pero bonachón y de buen corazón. Ese personaje que con sus películas sencillas y sin pretensiones, hizo disfrutar a millones de familias en todo el mundo en la época de los 70-80-90. ¡Ni más ni menos que tres décadas!
Pero está claro que a Bud Spencer lo recordaremos por sus peculiares películas. En especial, acompañado por Terence Hill, otro personaje tremendamente interesante. Ellos dos, hicieron pasar unas tardes de sobremesa fantásticas a muchas familias. Unieron a nietos, padres, y abuelos, sin más necesidad que divertir durante poco más de una hora con el pretexto de mamporrazos y situaciones absurdas. En mi caso, siempre que pienso en aquellas películas, me viene a la cabeza las risas de mi abuelo, y como era el pretexto perfecto para disfrutar delante de la pantalla. ¡Aquellos tipos pegaban con gracia!
Hace año y medio, paseando por mi barrio, encontré un cofre con "las 20 mejores películas de Bud Spencer y Terence Hill". Lo primero que pensé, es que tenían que ser mías. Y lo segundo, es que una vez en mis manos, las disfrutaría en compañía de mi hijo. Como mi abuelo las disfrutaba conmigo. Porque esos momentos que parecen tan sencillos, tan irrelevantes, a veces son los que te hacen sentir mejor y añorar con más fuerza tiempos pasados.
Bud Spencer seguirá metiendo hostias como panes en el cielo, de eso estoy seguro. Y lo mejor de todo, es que personas como mi abuelo, estarán más entretenidas. Un abrazo.
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