En Barcelona hay muchas palomas.Y también muchos restaurantes chinos. La carne que sirven, la de pollo por ejemplo, en ocasiones no parece pollo. Es muy blanda, demasiado jugosa. Todos sabemos el mito de los restaurantes chinos y la carne de gato. Pero, ¿no parece más lógico la carne de paloma?
De estas aves, en la ciudad, hay muchas más que gatos. Y nadie las echa de menos. Y puedes encontrar centenares cada día. Con ese color gris ceniza, esos cuellos con tonos cibernéticos, y esos movimientos robóticos; con ojos saltones y de mirada profunda. Perdón, creo que me he desviado del tema. Pues eso, que muchas veces yo dudo de que el pollo sea pollo. Pero ojo, con esto no quiero poner en juicio a todos los restaurantes chinos, que conste. Los hay que el pollo es claramente pollo, y el pan de gamba es claramente... pan. Pero es que hay algunos que dan que sospechar. Yo por si acaso, seguiré investigando sobre la existencia de palomas agridulces, con salsa curry, o rebozaditas con almendra.
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