En estos tiempos que el Wi-Fi está de moda y que parece que estas ondas que vuelan por el aire son lo más, me planteaba, ¿Había algo similar antes que el Wi-Fi? Ahora, vas a cualquier sitio, sacas tu portátil, smartphone, o lo que sea, y encuentras un enorme número de redes viajando por el aire; que si la comtrend de la típica víctima de telefónica que ni sabe que le han puesto en casa, la Juan y Patricia, que guay, somos felices y lo queremos dejar claro para todos los vecinos, o la del típico friki que experimenta semanalmente cambios de contraseñas, nombres, y demás configuraciones, pensando que así nadie abusara de su tan preciado tesoro y fliparán con su nivel informático. Pero antes de todo esto, ¿Qué había por el aire?
Hombre, teníamos las ondas de radio, ¿no? Ahora que hay tanta incertidumbre sobre las futuras repercusiones del Wi-fi o del propio móvil, también deberíamos plantearnos por qué nadie nombró nunca las ondas de radio o de televisión, por poner otro ejemplo. Lo mismo estas señales analógicas, pero también nómadas del aire, nos dejaron medio tontos, nunca se sabe. La cuestión es que desde que nacimos, hemos estado rodeados, incluso en aquellos momentos donde pensábamos que nadie nos observaba y dimos rienda suelta a nuestros más oscuros pensamientos. No seáis mal pensados, hablo de levantarse a escondidas para comerse un helado, o acabar la barra de chocolate que está en el armario.
Y dicho todo esto, voy a lo que voy. Total, que pensando y pensando, como quién no tiene nada mejor que hacer, encontré la onda más antigua: el Sol. ¡Joder! Pensé. Tanto rollo de nuevas tecnologías, y el sol lleva toda su vida haciendo uso del Wi-fi, Wireless, o como lo queráis llamar. ¿Os imagináis que el pobre hubiese tenido que utilizar cable para darnos su energía? Estaría media humanidad enredada, y sin duda, las muertes por asfixia serían desesperantes. Por no decir que las pobres plantas más que hacer la fotosíntesis, parecerían seres en la UVI, con cables por todos lados y sin decir ni pío. Pero no, la naturaleza es sabía, y ya vio que el futuro sería inalámbrico.
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